Archivo histórico

El obispo de la diócesis de Barcelona, Mons. Gregorio Modrego, constituye el Secretariado Diocesano de la Beneficencia para atender las graves necesidades de miles de personas en la posguerra.

Se inicia el Servicio de Asesoría Jurídica gratuita, una iniciativa pionera para personas sin medios económicos. Todos los abogados son voluntarios y las demandas principales están relacionadas con documentación y problemas de alojamiento.

Llega la ayuda estadounidense durante la última etapa de la posguerra. La National Catholic Welfare Conference de Nueva York hace llegar variedad de alimentos. La ayuda, que se mantendrá durante 17 años, es vehiculada por Cáritas o los todavía llamados secretariados interparroquiales y llega a miles de personas en todo el Estado. Las cajas de madera que contenían la Ayuda Americana fueron reutilizadas para hacer bancos, muebles y puertas de la sede histórica de Plaza Nueva.

El Secretariado de Beneficiencia de la diócesis de Barcelona adopta el nombre de Cáritas y también el logotipo de la cruz y las llamas.

Se incorpora la figura de los asistentes sociales en la entidad. En una sociedad sin derecho a los servicios sociales públicos, Cáritas es la única entidad que puede hacer esta tarea sin ser sospechosa de traición al régimen franquista. Mn. Narcis Prat y Mn. Jordi Garcia-Die son personas clave en esta etapa.

Cáritas impulsa el Secretariado de Colonias de Vacaciones, una respuesta concreta y comprometida con la educación del tiempo libre y el esparcimiento de los niños. Los registros de Cáritas dejan constancia de que 3.537 niños participaron. Las colonias se mantendrán hasta el año 1985 cuando el Instituto Pere Tarrés de Educación en el Esplai asume la tarea.

En estas décadas, Cáritas y otros equipos vinculados, como la Comisión Diocesana de Migraciones, prestan no sólo atención social y económica a personas y familias que han venido de todo el Estado, sino también orientación y apoyo a la población que quiere emigrar a otros países de Europa o que embarca hacia destinos como Australia y Argentina. Asimismo, las asistentes sociales promoverán el asociacionismo de los vecinos y se harán eco de sus necesidades.

Cáritas promueve el primer curso de formación para monitores. Se editan también dos publicaciones que contribuyen a la formación de personas que tienen niños a su cargo: el Boletín del Monitor y Temas de Pedagogía. Un año más tarde, se crea la Escuela diocesana para dirigentes y monitores.

Durante las inundaciones del Vallès y el Besós, Cáritas y los secretariados interparroquiales distribuyen las ayudas que llegan desde muchas ciudades y pueblos de todo el Estado y de Europa para personas y familias que lo han perdido todo. La radio va a ser el medio por excelencia para hacer una llamada a la sociedad.

Cáritas publica una recopilación de los recursos benéficos y sociales de Barcelona, que será muy útil para las 24 asistentes sociales de la entidad en varios distritos y municipios del área metropolitana. En esta época se potencia el trabajo comunitario (centros sociales, creación de guarderías...) y de promoción de las personas, además de la habitual acción asistencial. En parte, por la exigencia de aplicar la enseñanza del Concilio Vaticano II, volviendo a las fuentes del cristianismo, con la voluntad de ser una Iglesia más abierta y comprometida.

Se publica el primer Extra de Cáritas dentro de la Hoja Dominical que llega a todas las iglesias de la diócesis de Barcelona.

En la década de los 80, después del final de la dictadura franquista y de la llegada de la democracia, las administraciones públicas potencian los servicios sociales, que en determinados casos substituyen servicios que hasta entonces hacía Cáritas. Pero esto no provoca ni la extinción ni un repliegue de la entidad ya que Cáritas continua haciéndose cargo de aquellas necesidades que la administración no cubre

El paro hace estragos y obliga a poner en marcha nuevas iniciativas, como una cooperativa que empleará a mujeres jóvenes. El programa de paro se convierte en uno de los ejes principales de la acción de Cáritas. Según un estudio publicado en 1985, en los cinco años anteriores se habían perdido 325.000 puestos de trabajo.

Conscientes de la necesidad que los voluntarios tengan las habilidades necesarias para apoyar a las personas vulnerables, se crea la Escuela de Formación del Voluntariado.

Durante la década de los 90, Cáritas Barcelona promueve la creación y el desarrollo de entidades vinculadas que se especializan en diferentes ámbitos de actuación, tales como la Fundación Formació i Treball, la Fundación Privada Foment de l’Habitatge Social y el Servei d’Integració i Ajuda en la Llar (SISAL).

El nuevo milenio llega acompañado de importantes migraciones y Cáritas se concentra en la acogida de los recién llegados, desde la regularización administrativa hasta la búsqueda de trabajo. En la línea de acogida el próximo que marca el Evangelio, la entidad interviene en hechos como los encierros en algunas iglesias durante el año 2001 para reivindicar la obtención de permisos legales de residencia.

Con el estallido de la crisis económica, los ciudadanos autóctonos vuelven a ganar peso entre los usuarios de Cáritas. Se trata de personas que anteriormente ya habían sido atendidas, pero también de personas de clase media empobrecida que no recibe toda la ayuda que necesita de los servicios sociales. Las entidades sociales ayudan a cubrir este vacío.

Cáritas se ve desboradada por las peticiones de ayuda, que aumentan un 40%, y empieza a renovar su respuesta. El año 2011 se pone en marcha el Servicio de Mediación en Habitage, el 2012 el proyecto Paidós de prevención de la pobreza infantil y el 2013 el programa Trabajo con corazón, de apoyo a la búsqueda de trabajo para parados de larga duración.

Cáritas Diocesana de Barcelona impulsa la tarjeta solidaria de alimentos. El objetivo de la tarjeta es que las personas puedan comprar con autonomía en los establecimientos comerciales de alimentación por medio de las ayudas económicas que reciben.

El 27 de enero finaliza el proceso de creación de las dos nuevas Cáritas Diocesanas de Sant Feliu de Llobregat y de Terrassa, que había comenzado hacía dos años con la división de la archidiócesis. El ámbito de actuación de Cáritas Diocesana de Barcelona se limita al territorio de la archidiócesis de Barcelona: la ciudad de Barcelona, Badalona, Cornellá de Llobregat, Hospitalet de Llobregat y la comarca del Maresme.

La precariedad es la protagonista de las personas atendidas. Cáritas continúa apoyando a aquellos que se encuentran en una situación de pobreza crónica y estructural, además de nuevas familias empobrecidas que no encuentran trabajo y que tienen dificultades de acceso a prestaciones sociales y rentas mínimas.

El 14 de marzo de 2020, el Gobierno de España decreta el estado de alarma para frenar la extensión de la COVID-19. El confinamiento comporta una paralización casi total de la economía. En este contexto, Cáritas Diocesana de Barcelona atiende 16.259 hogares, en los que viven 35.229 personas, un 8% más que en 2019. Se triplican las ayudas económicas dedicadas a alimentos y se duplican las destinadas a realquiler.

En 2022 se inicia con el estallido de la guerra en Ucrania. El conflicto bélico tiene consecuencias desastrosas para las familias ucranianas, pero también impacta en las economías europeas. La inflación derivada de la guerra agrava la situación económica de las familias que Cáritas atiende: 9 de cada 10 se ven obligadas a reducir el gasto en alimentación y cerca de 4.000 hogares no pueden pagar los gastos de la vivienda.

Cáritas Diocesana de Barcelona celebra sus 80 años de historia con 1,6 millones de personas acompañadas durante este período. Cáritas está presente en los 26 municipios de la diócesis de Barcelona, desplegándose en 5 zonas pastorales, desde 8 programas y más de 470 proyectos, que dan respuesta a cuestiones tan diversas como la cobertura de necesidades básicas, la formación laboral, la vivienda, la infancia, las personas mayores, el acompañamiento en derechos o el asesoramiento jurídico en temas de migración y extranjería, entre otras muchas.