La crisis sanitaria global de la COVID-19 llevará asociada una crisis social sin precedentes, en que las personas que ya estaban en situación de exclusión social serán las más perjudicadas. Estamos hablando de 1,5 millones de personas en Cataluña, según las últimas estimaciones del VIII Informe sobre exclusión y desarrollo social de la Fundación Foessa. A ello hay que añadir 1 millón más de personas, la “sociedad insegura”, que se encontraban en situación de precariedad y que seguramente con este cambio de escenario pasarán a formar parte de la sociedad en situación de exclusión.
Nos preocupan especialmente
El empeoramiento de las condiciones de vida para muchas personas que tenían una economía precaria e iban subsistiendo dentro de la economía informal. Ahora se han quedado sin ingresos y ya eran personas que no disponían de ningún “colchón” para aguantar.
Las familias y las personas que viven en situación de hacinamiento en habitaciones realquiladas.
Las familias con niños en situación de precariedad.
Las personas sin hogar y las personas mayores en situación de vulnerabilidad, que ahora se encuentran en situación de gran fragilidad emocional y tienen miedo.
Hacernos cercanos en tiempos de incertidumbre
Los datos de esta memoria 2019 y el contexto actual que estamos viviendo nos indican que venimos de una crisis social no resuelta que nos ha llevado a otra sin precedentes. Vivimos momentos de sufrimiento y de dificultad, en los que las personas más vulnerables, de nuevo, son las más perjudicadas. Ahora más que nunca debemos hacernos cercanos, acompañar, reforzar las relaciones sociales y sobre todo recuperar el protagonismo de la comunidad como lugar de escucha y de acogida de las personas.