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Refuerzo educativo

Aprender jugando: una combinación de éxito

Hacia las cinco de la tarde, se abren las puertas de los 28 refuerzos educativos en numerosos locales de las Cáritas parroquiales y arciprestales y en algunos centros de Cáritas Diocesana de Barcelona.

Durante dos tardes por semana, los niños y niñas de entre 6 y 12 años que asisten al refuerzo –la mayoría, hijos de familias que reciben el apoyo de la entidad– siguen unas rutinas educativas: primero meriendan y después hacen deberes.

A la hora de la merienda, los alumnos disponen de un momento de diversión en el que aprenden a hablar sin gritar, conocen nuevas canciones y establecen a quien le tocará recoger la mesa, pasar la escoba u ordenar las sillas. Una vez terminado el desayuno, los niños hacen los deberes en diferentes aulas con el apoyo de un/a educador/a social y de un grupo de personas voluntarias. Con la escuela de cada niño/a, se pactan qué materias necesitan refuerzo escolar porque serán aquellas que, posteriormente, se trabajarán más a fondo en estos refuerzos educativos.

Paola, trabajadora social de Cáritas

"El refuerzo educativo incide sobre problemas de carácter social y conductas de carácter relacional. Se trabaja en grupos reducidos para ofrecer una atención y respuesta individualizada."

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